El origen de nuestra tradición Liberal
Tiende a confundirse esta idea de liberalismo, existiendo tantos “liberales” dispersos dentro de la fauna política, así tenemos por un lado a Óscar Godoy, José Piñera, Andrés Allamand y por otro, a Carlos Peña, Alfredo Joignant, por mencionar algunos. Los primeros ligados, cual más cual menos, a la centroderecha y los segundos claramente más abanderizados con la socialdemocracia.
Ante esto lo lógico sería preguntarse por qué este grupo de personajes no se encuentran en la misma vereda política. Bueno la respuesta es muy simple, si bien puede ser un hecho en que ambos grupos pueden coincidir en algunos conceptos o ideas, su concepción de libertad surge de vertientes muy diferentes, una originada en Francia y la otra, la nuestra, originada en Gran Bretaña.
Ambas concepciones de libertad surgen bajo el alero de la ilustración en el siglo XVIII, pero la tradición francesa o también llamada tradición continental tiene sus bases en que todo puede ser concebido y explicado por medio de los poderes ilimitados de la razón humana, según esta concepción el hombre está dotado de cualidades morales e intelectuales que le permiten construir o modelar, de forma deliberada, la civilización (Racionalismo Constructivista), persiguiendo un propósito colectivo absoluto. Así tenemos que los principales exponentes de esta tradición son Votaire, Rousseau y Condorcet, en Francia. Fuera de Francia tenemos a Thomas Hobbes, en Inglaterra y a Jefferson en EE.UU.
Ahora bien, nuestra tradición liberal tiene su origen en la ilustración escocesa y su idea de libertad encuentra su esencia en la espontaneidad, en donde el orden social se entiende como un proceso evolutivo semiconsciente, propio de la acción humana y no de concepción humana. Sus principales cultores fueron David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith, en Escocia, secundados por contemporáneos ingleses como Lord Acton, Edmund Burke y Josiah Tucker, y también franceses como Montesquieu, Benjamín Constant y Alexis de Tocqueville.
Tiende a confundirse esta idea de liberalismo, existiendo tantos “liberales” dispersos dentro de la fauna política, así tenemos por un lado a Óscar Godoy, José Piñera, Andrés Allamand y por otro, a Carlos Peña, Alfredo Joignant, por mencionar algunos. Los primeros ligados, cual más cual menos, a la centroderecha y los segundos claramente más abanderizados con la socialdemocracia.
Ante esto lo lógico sería preguntarse por qué este grupo de personajes no se encuentran en la misma vereda política. Bueno la respuesta es muy simple, si bien puede ser un hecho en que ambos grupos pueden coincidir en algunos conceptos o ideas, su concepción de libertad surge de vertientes muy diferentes, una originada en Francia y la otra, la nuestra, originada en Gran Bretaña.
Ambas concepciones de libertad surgen bajo el alero de la ilustración en el siglo XVIII, pero la tradición francesa o también llamada tradición continental tiene sus bases en que todo puede ser concebido y explicado por medio de los poderes ilimitados de la razón humana, según esta concepción el hombre está dotado de cualidades morales e intelectuales que le permiten construir o modelar, de forma deliberada, la civilización (Racionalismo Constructivista), persiguiendo un propósito colectivo absoluto. Así tenemos que los principales exponentes de esta tradición son Votaire, Rousseau y Condorcet, en Francia. Fuera de Francia tenemos a Thomas Hobbes, en Inglaterra y a Jefferson en EE.UU.
Ahora bien, nuestra tradición liberal tiene su origen en la ilustración escocesa y su idea de libertad encuentra su esencia en la espontaneidad, en donde el orden social se entiende como un proceso evolutivo semiconsciente, propio de la acción humana y no de concepción humana. Sus principales cultores fueron David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith, en Escocia, secundados por contemporáneos ingleses como Lord Acton, Edmund Burke y Josiah Tucker, y también franceses como Montesquieu, Benjamín Constant y Alexis de Tocqueville.