“Dicen que cuando Hayek vino a Chile, y se entrevistó con Augusto Pinochet, éste le preguntó por la performance de sus economistas. Este le habría respondido que no les ponía un siete, entre otras cosas porque no habían privatizado la emisión de dinero, suprimiendo al Banco Central”.
En esta anécdota Hayek muestra su disconformodidad con la implementación de la política monetaria de los economistas chilenos de la época, que impulsaron las reformas liberales, que provienen de la Escuela de Chicago.
Evidentemente, las diferencias entre Friedman y Hayek, radican entre otras cosas en la intervención gubernamental en la política monetaria. Para Friedman, los dispositivos monetarios y bancarios no pueden ser dejados a las fuerzas del mercado, sujetos únicamente a las reglas generales que aplican a toda actividad económica. Señalando que: “Lo que está claro es que el mecanismo monetario ha sido dejado completamente a las fuerzas del mercado en muy raras ocasiones, aún en las sociedades que siguieron en otras áreas una política totalmente liberal; y hay, además, buenas razones por las que ello debió ser así”
Características del dinero que justifican la intervención gubernamental: el coste en recursos de una moneda bien pura y, por tanto, su tendencia a convertirse parcialmente en fiduciaria; la especial dificultad en hacer cumplir contratos de promesas de pago que sirven como medio de cambio, y de prevenir fraudes con respecto a los mismos; el carácter de monopolio técnico de una moneda fiduciaria pura; que hace esencial el establecimiento de un limite externo a su cantidad; y, finalmente, el poder difusor del dinero, que significa que la emisión de dinero tiene efectos importantes sobre personas ajenas a las implicadas directamente, y que da una especial importancia a las características anteriores. Una estructura monetaria moderadamente estable parece ser un prerrequisito esencial para la operación efectiva de una economía en régimen de mercado privado. Es dudoso que el mercado pueda proveer por si mismo tal estructura. Por tanto, la función de proveer tal estructura es una función esencial del gobierno, de la misma importancia que la de provisión de una estructura legal estable.
También las funciones centrales del gobierno están claras: el establecer un límite externo a la cantidad de dinero y el evitar la falsificación, entendida en un sentido amplio. Para cumplir la primera, los gobiernos han especificado el uso de un bien concreto como moneda, han establecido o aceptado bancos centrales, y han impuesto restricciones sobre quienes pueden emitir promesas de pago del dinero básico y en que términos; para cumplir la segunda, los gobiernos no solo han usado las medidas corrientes de vigilancia sino que han asumido también el monopolio de emisión de algunas clases de dinero, han regulado los bancos y otros emisores de dinero, y han supervisado su operación.
Hayek en cambio, ve en el monopolio del dinero como el reforzamiento del poder coactivo de Estado. Por tanto su propuesta es que no se obstaculice de manera alguna el libre comercio de las de cada país (incluidas las monedas de oro) o el libre ejercicio, de la banca privada en la emisión de éstas.
Con ello quiere lograr:
La supresión de todo tipo de control de cambios y de regulación de movimiento de dinero.
La plena libertad de utilizar cualquier moneda tanto en la contratación como en la contabilidad.
La oportunidad de que cualquier banco en iguales condiciones de los ya existentes
Por tanto, su mecanismo monetario ha sido dejado completamente a las fuerzas del mercado.
Hayek también hace pública las críticas hacia la concepción monetaria de Friedman:
“El principal defecto de la teoría en cualquier supuesto es, en mi opinión, que, a causa del énfasis que pone en los efectos de las variaciones de la cantidad de dinero sobre el nivel general de precios, dirige una atención demasiado exclusiva a los perniciosos efectos de la inflación o deflación sobre la relación crediticia, pero pasa por alto los efectos, aún mas importantes y dañinos, que tienen las inyecciones y retiradas de circulante sobre la estructura de los precios relativos y la consiguiente asignación errónea de recursos y, en particular, la mala dirección de las inversiones que causa”.